Columna creativa de Paz Vial
Objetos Que Trascienden
La cerámica tiene esa extraña virtud de ir más allá de lo tangible. No es solo el barro moldeado o el esmalte aplicado con dedicación, es una cápsula de tiempo, un fragmento de amor que desafía los años y las celebraciones. A través de los objetos que nos rodean en la mesa, de los platos y tazas que han pertenecido a nuestras abuelas o han sido cuidadosamente elegidos para un momento especial, el arte de la cerámica se convierte en un hilo que une generaciones. ¿Quién no ha experimentado ese sentimiento de nostalgia al ver una taza desgastada por el tiempo, un plato que ha sido testigo de incontables reuniones? Son objetos que nos conectan con quienes fuimos y quienes amamos.
A medida que se acercan las fiestas de fin de año, Navidad y Año Nuevo, el acto de preparar una mesa se vuelve un ritual, una oportunidad de crear recuerdos que, en años venideros, podremos revivir en esos mismos objetos. La cerámica nos invita a detenernos, a crear un espacio donde el amor y la calidez se reflejan en cada detalle. Poner la mesa es, en el fondo, una celebración de la vida compartida, de los momentos que, aunque fugaces, quedan impresos en el corazón de quienes nos acompañan.
Recordemos que cada plato que elegimos, cada taza en la que servimos café, cada fuente donde depositamos el esfuerzo de una comida preparada con amor, se convierte en testigo de esos instantes. En diez, veinte, o quizás cien años, esos mismos objetos podrán transmitir la historia de lo que vivimos, de los abrazos, de las risas y de las conversaciones. Nos recordarán que esos momentos no se desvanecen, sino que quedan latentes, esperando ser revividos a través de una simple mirada o una caricia.
Este fin de año, al sentarnos en torno a la mesa y rodearnos de aquellos objetos que tienen historia, recordemos el poder que tienen para acercarnos al pasado y proyectarnos hacia el futuro.
@ceramicaspazvial