Columna creativa de Paz Vial
EL ARTE DE PINTAR LA MESA
Siempre he pensado que la mesa es mucho más que un espacio funcional: es un escenario donde la vida cotidiana se encuentra con el arte. En cada pincelada que aplico sobre un plato, intento plasmar esa conexión. Mis piezas, únicas y pintadas a mano, nunca son iguales. Cada una refleja el momento de su creación: la presión del pincel, la mezcla de colores, incluso los errores que, al final, se convierten en parte de su esencia.
Esta búsqueda de lo único y auténtico tiene sus raíces en mi historia personal. Antes de dedicarme a la cerámica, exploré el óleo, el pastel y el acrílico. La pintura siempre ha sido mi forma de entender el mundo. Cuando tomo un pincel, todo lo demás desaparece. Me quedo en el instante: el movimiento del pincel sobre la pieza, la textura de la cerámica bajo mis manos, el silencio que me rodea. Es un momento de intimidad y calma.
Durante años, sentí un inexplicable pudor, una inseguridad que me hacía dudar si lo que creaba era realmente bello o digno de mostrarse. Pero decidí dejar atrás ese miedo y comprendí que lo importante no era la perfección, sino la emoción que transmitía. Comencé a pintar platos y a compartirlos con otros. Descubrí que la conexión entre quien crea y quien utiliza el objeto es poderosa. En cada mesa donde alguien usa uno de mis platos, siento que el arte cobra vida de una manera única, adaptándose a quien lo utiliza.
@ceramicaspazvial